En los últimos años ha habido un resurgimiento en cuanto a la popularidad de los huertos ecológicos y el cultivo de alimentos para autoconsumo en toda Europa. Son numerosas las razones que existen para conectar íntimamente la actividad y el trabajo de los huertos escolares con el cambio climático y el patrimonio.
El huerto se convierte así en un terreno de experimentación y constatación de la importancia que los posibles cambios climáticos pueden provocar, así como los que ya se evidencian.
Igualmente constituye una escuela en la que implementar hábitos de consumo o aprender estrategias para minimizar el cambio climático. Los hábitos de consumo tienen una importancia directa en la mayor o menor emisión de gases invernaderos en tanto en cuanto hay enormes diferencias según se consuman productos de proximidad o no, productos de temporada o fuera de estación, de agricultura intensiva o por el contrario más respetuosa, etc. En todo ello el cultivo en el huerto se convierte en un gran aliado.
El agua y sus usos forman parte sustancial del desarrollo de un huerto y al mismo tiempo el uso de esta agua puede agravar o mitigar en gran medida los efectos del cambio climático. Una agricultura sostenible no se entiende sin una buena gestión del agua.
Íntimamente relacionado con el agua se encuentra el patrimonio. Unas veces por el propio destino de la construcción (acueductos, puentes, etc.) y otras por la localización del lugar. Tengamos en cuenta que tradicionalmente las grandes poblaciones se han situado con suministros de agua garantizados. Las consecuencias del cambio climático pueden dejar descontextualizado gran parte del patrimonio o reducir el número de visitantes al mismo drásticamente.
El patrimonio no es sólo monumentos, también forma parte del patrimonio los usos y costumbre rurales, la gestión del campo, la diversidad de semillas y los útiles necesarios para las labores según el clima de cada zona.
Relacionado con esto el proyecto del Huerto Jardín por un lado hace acopio de variedades de semillas singulares y tradicionales de nuestros cultivos aportadas por la diputación provincial. Así mismo se ha solicitado la participación en un estudio a nivel europeo también relacionado con la diversidad agrícola y que trata la experimentación, conservación y difusión de semillas tradicionales ecológicas.
Se puede comprobar por tanto como huerto escolar y educación ambiental o patrimonial van siempre de la mano, convirtiéndose este espacio en el lugar ideal donde asimilar no sólo conocimientos sino actitudes y formas de proceder.
