En nuestro segundo día en Croacia, hemos viajado a Dubrovnik para conocer el legado de esta ciudad conocida como la Perla del Adriático y declarada Patrimonio de la Humanidad, que se encuentra amenazada por el calentamiento global.
La ciudad está fuertemente amurallada y en su interior se conservan numerosos palacios renacentistas y muestras bellísimas de arquitectura civil. Su puerto era, junto al de Venecia el más rico del Adriático y, gracias a su diplomacia mantuvo la independencia de la ciudad frente al Imperio Otomano. Su principal riqueza era la producción de sal así como la accesibilidad de su puerto, que contaba con fuertes medidas de seguridad para evitar la invasión de esta diminuta república, por ejemplo la prohibición de permanecer en el puerto más allá del tiempo necesario para descargar para los barcos foráneos.
Un sistema defensivo de murallas perfectamente diseñado los protegía por tierra y mar de su principal enemigo: Venecia. Cuenta la leyenda que el caballero Roland acudió en auxilio de la ciudad cuando fue asediada y así lo atestigua una columna en el centro de la ciudad, cuyas entradas están protegidas a modo apotropaico por por imágenes de San Blas. Dicen que el corazón de Ricardo Lionheart está guardado en un relicario en su catedral, ya que el barco que devolvía su cuerpo a Inglaterra encalló frente a su puerto y sus soldados vieron en ello una señal de la voluntad del monarca más allá de la muerte.
La subida del nivel del mar debida al calentamiento global la amenaza tanto como a Venecia. Un metro más bastaría para destruirla. Nuestro alumnado completó una visita expertamente guiada por cada rincón para ser consciente del valor de este Patrimonio de la Humanidad.
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